Chef Ofelia Núñez: Enseñar y acompañar

Disciplina, empatía y confianza: una visión humana de la educación que inspira y deja huella.
La Chef Ofelia ha formado, a lo largo de 14 años en Culinary, a generaciones de cocineros con una mezcla única de disciplina, sensibilidad y visión humana.
Con un recorrido peculiar que inició con una licenciatura en Administración de Empresas, no tardó en atreverse a dar el paso y cursar un Diplomado Profesional en Alta Cocina. Esta dupla, junto con sus maestrías en Dirección de Empresas y Cocinas de México, la ha llevado a desempeñar importantes puestos como chef ejecutiva y asesora.
Actualmente combina sus clases en Culinary con la gestión operativa de Grupo Malvet y su empresa de asesoría gastronómica, desde la cual desarrolla menús, estandariza recetas y crea nuevos conceptos culinarios para distintas empresas locales.
Al hablar con ella, destaca su mente analítica y visión firme, que poco contrasta con su carácter amable y protector hacia sus alumnos. Ofelia está convencida de que enseñar significa acompañar, y se esfuerza por crear un ambiente que brinde confianza a los jóvenes para integrarse a la industria.

Muy bien Ofelia, cuéntame, ¿cuándo comenzaste en la cocina y por qué la elegiste?
Estudié en Ciudad de México, en el Centro Culinario de México, en 2004, y comencé en Culinary en 2007. Desde entonces ha sido una aventura que me ha permitido practicar la docencia y formar parte de la industria mediante asesorías a restaurantes en el área operativa.
¿Cómo fue tu acercamiento a la cocina profesional?
La cocina es mi segunda carrera. Antes estudié Administración de Empresas y veía la cocina como un hobbie, algo que me apasionaba, pero a lo que me dedicaría cuando me retirara. Cuando hice el cambio, fue un giro drástico… pero el mejor que pude haber tomado.
¿Fue lo que esperabas?
Claro que sí, porque dedicarte a lo que realmente te apasiona supera cualquier expectativa. Ha sido un camino de mucho aprendizaje y más hermoso de lo que imaginaba, aun con los retos que conlleva.
¿Cómo crees que ha evolucionado tu carrera con el paso del tiempo? ¿Hay algo de lo que te sientas especialmente orgullosa?
Ha progresado mucho. Me siento feliz de que ha sido una carrera en la que he aprendido constantemente, no solo de los aciertos, sino también de los errores. Esto me ha permitido encontrar los puntos en los que hay que trabajar y en los que, como docente, puedo aportar.
¿Ha sido difícil?
Sí y no. Cuando haces lo que te gusta, todo se acomoda con el tiempo. Pero siendo realista, es una profesión exigente, física y mentalmente. Permanecer tantas horas de pie frente a un grupo, atender cada duda, y continuar por las tardes con asesorías, requiere resiliencia y pasión para empezar cada día con energía renovada.
¿Cómo fue que comenzaste en la docencia?
Fue algo totalmente casual. Culinary me invitó a dar clases gracias a mi primera carrera, y comencé con asignaturas teóricas relacionadas con administración y producción de alimentos. Ahí descubrí que tenía vocación docente, y me encantó. Con el tiempo, me preparé más y comencé a impartir clases prácticas.

¿Cómo vives la enseñanza?
Busco enseñar la cocina como me hubiera gustado que me la enseñaran: con disciplina y precisión, pero también con paciencia y lenguaje positivo. Mi generación aprendió de forma más ruda, sin filtros, y aunque eso nos formó, hubo muchos que no siguieron. Creo que hoy se puede lograr el mismo compromiso desde un entorno más humano.
Tú viviste una enseñanza más complicada, pero continuaste…
Sí… hubo quienes lo logramos y hubo quienes no, quizás porque no pudieron o no quisieron ese ambiente, en el que había que limpiarse las lágrimas y seguir. Era un reto muy complicado, muchas veces salíamos derrotados de las clases. Hoy en día uno de mis objetivos es que un alumno no salga derrotado, ¿por qué tendría que ser así?, no es solo su clase, ¿sabes?, es más allá.
Son sus sueños, lo que quieren para sí mismos...
Exactamente, y si bien la dinámica los pone en momentos decisivos constantemente, en los que deben elegir continuar o parar, la realidad es que nosotros como sus guías necesitamos sacarlos de esos momentos que no necesariamente van a definir el resto de su carrera, con un abordaje firme, pero también amable y fortalecido.
¿Dirías que tu objetivo es brindarles confianza?
Sí, que se sientan seguros de aprender y de crecer. Enseñar la cocina desde la técnica y la teoría, pero también promover valores como la ética, la responsabilidad, la resiliencia y la puntualidad. Presentarles un panorama en el que con todo y retos, se puedan sentir capaces de avanzar.
¿Qué experiencia te ha marcado más durante tu tiempo como docente?
Para mí ver a los alumnos egresar es lo más significativo. Comprobar que se adaptan a la industria y reconocer que fui parte de ese proceso formativo. Es un orgullo verlos crecer, superar sus límites y alcanzar metas que antes creían imposibles.

¿Qué cualidades consideras fundamentales en alguien que quiere dedicarse a la cocina?
Pues, primero, entender que se van a sacrificar muchas cosas y decidir si están dispuestos a ello. Esta profesión requiere deseo de servicio y ser capaces de encontrar satisfacción en los pequeños logros. También mucho empuje, flexibilidad, trabajo en equipo y cuidado personal. Y algo esencial: aprender la parte administrativa. Comprender cómo funciona un restaurante, los costos, los proveedores, los números… eso marca la diferencia.
Es importante que si no son expertos en administración, al menos tengan el conocimiento suficiente para entender ese lenguaje…
Totalmente, ¿y sabes qué más?, esto te puede abrir nuevas puertas. No lo tienes que saber desde un inicio, pero conforme avanzas en tu carrera es muy valioso dedicarle tiempo, ir estudiando tus costos, a tus proveedores, analizar cómo puedes mejorar lo que tienes, cómo puedes hacer tu negocio más rentable. O por el otro lado, saber lo suficiente para poder entenderte con socios u otros empresarios quieran colaborar.
¿Cómo percibes el panorama profesional para tus alumnos?
El panorama está lleno de retos, pero también de oportunidades. Les aconsejo no esperar a egresar para trabajar; la experiencia temprana fortalece. Además, creo que en algún punto les servirá buscar un posgrado o especialización en gestión y dirección, porque a medida que se asciende, se cocina menos y se administra más, y contar con estas herramientas marca la diferencia.
¿Cuál crees que es el consejo más importante que puedes dar a tus estudiantes?
Definitivamente ser persistentes. No rendirse cuando algo no sale bien. Aprender de los errores, corregir y seguir adelante.
Y última pregunta, si regresáramos el tiempo, ¿volverías a elegir esta profesión?
Definitivamente sí, me encanta mi profesión, incluso te puedo decir que si me sacara la lotería seguiría dando clases en Culinary, no tengo duda. Es una labor que me alimenta, que me llena, que me empuja a seguir avanzando, en la que me siento motivada, buscando siempre la manera de mejorar mis clases, y en la que encuentro un propósito: ayudar a formar a jóvenes con grandes sueños.
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La historia de la Chef Ofelia es una mezcla de disciplina, pasión y propósito. Su visión humana de la enseñanza ha dejado huella en generaciones de cocineros que hoy transforman la gastronomía desde distintos frentes. Su filosofía es clara: enseñar no es solo transmitir técnica y teoría, también es dar confianza y fortalecer aptitudes.
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